¿Sabías que algunos mitos nos impiden buscar ayuda y cuidar nuestro bienestar emocional?
El bienestar emocional es un pilar esencial de la calidad de vida, y cuidar de nuestra salud mental es tan importante como cuidar de la salud física. Sin embargo, en la sociedad actual aún persisten ciertos mitos y creencias erróneas que impiden que muchas personas busquen el apoyo profesional que necesitan.
En nuestra sociedad, frases como «yo soy mi propia psicóloga», «no estoy del todo bien, pero ya me he acostumbrado» o «nadie me va a decir lo que tengo que hacer» son manifestaciones de estos mitos que, aunque parecen inofensivos, perpetúan una serie de conceptos erróneos y limitan el acceso a la ayuda profesional.
Mito 1: “Yo soy mi propia psicóloga”
Es frecuente escuchar a personas que creen que pueden gestionar sus dificultades emocionales sin la ayuda de un profesional. Si bien es cierto que todas las personas tienen una capacidad innata para adaptarse a situaciones complicadas, es un error considerar que la autogestión puede sustituir la atención psicológica. Este mito tiende a hacer que la gente minimice sus problemas, subestime la gravedad de los síntomas y posponga la búsqueda de ayuda.
Los y las profesionales de la salud mental contamos con formación específica para identificar patrones de comportamiento y pensamiento que pueden ser difíciles de percibir por la persona afectada. Nuestra labor no se limita a la escucha activa; ofrecemos estrategias personalizadas y basadas en evidencia científica que te permitirán no solo comprender mejor tu situación, sino también encontrar las herramientas adecuadas que te ayuden a paliar el malestar y manejar problemas.
Mito 2: “Ya me he acostumbrado”
Adaptarse a ciertas situaciones adversas es una respuesta natural de las personas, pero existe una línea delgada entre adaptación y resignación. Cuando alguien dice “ya me he acostumbrado” a vivir con ansiedad constante, tristeza profunda o episodios de estrés extremo, en realidad puede estar justificando una situación de malestar que merece atención profesional.
Acostumbrarse a convivir con síntomas emocionales debilitantes puede llevar a su cronificación y empeorar la calidad de vida. La normalización del sufrimiento emocional puede retrasar la búsqueda de soluciones, creando la falsa percepción de que esos sentimientos son algo con lo que se debe convivir indefinidamente. La salud mental, al igual que la física, requiere un abordaje proactivo y consciente. Es fundamental entender que todos tenemos derecho a sentirnos bien y a recibir apoyo cuando no lo estamos.
Mito 3: “Nadie me va a decir lo que tengo que hacer”
Este mito refleja una resistencia a la intervención profesional, frecuentemente motivada por el deseo de autonomía y control sobre la propia vida. La realidad es que la terapia no consiste en decirte qué hacer, sino en proporcionarte un espacio seguro donde explorar tus propios pensamientos y emociones. Los y las terapeutas no imponen normas ni dictan decisiones; te acompañan a descubrir qué es lo mejor para ti y a evaluar alternativas de una manera más estructurada y con menos carga emocional.
La idea de que la psicoterapia se trata de que alguien externo te diga cómo vivir tu vida es una distorsión que puede impedirte acceder a un proceso que podría transformarte positivamente. La relación terapéutica es de colaboración, donde el psicólogo o psicóloga facilita un proceso de autoconocimiento, autocomprensión y resolución de conflictos internos que permite al paciente encontrar sus propias respuestas y tomar decisiones informadas y conscientes.
El Impacto de los mitos en la búsqueda de ayuda
Aceptar estos mitos como verdades absolutas perpetúa el estigma asociado a la salud mental y genera barreras para acceder a un apoyo profesional. La cultura del “aguante” y la autosuficiencia extrema lleva a que muchas personas asuman que pedir ayuda es un signo de debilidad, cuando en realidad, es todo lo contrario: es un acto de valentía y una decisión fundamental para el bienestar personal.
La terapia no debe considerarse como el último recurso cuando ya no se puede más, sino como una herramienta de prevención, desarrollo personal y fortalecimiento emocional. La intervención temprana y la comprensión de que la salud mental es una parte integral de nuestra salud general mejoran la calidad de vida a largo plazo.
Recomendaciones para una salud mental óptima
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- Infórmate a través de fuentes confiables: La información basada en evidencia científica es clave para derribar estos mitos y educar a la población sobre la verdadera naturaleza de la salud mental.
- Normaliza la búsqueda de ayuda profesional: Hablar abiertamente sobre la experiencia de asistir a terapia, compartir algún testimonio contribuye a que otros se sientan más cómodos buscando ayuda.
- Fomenta la prevención: La salud mental no solo se aborda en momentos de crisis. Considera la atención psicológica como una forma de autocuidado continuo y de crecimiento personal.
Conclusión
Desmontar mitos como “Yo soy mi propia psicóloga”, “Ya me he acostumbrado” y “Nadie me va a decir lo que tengo que hacer” es crucial para fomentar una cultura de cuidado de la salud mental. Entender que el bienestar emocional no se trata de “aguantar” o resolver todo de manera individual es esencial para romper con el estigma y promover el acceso a la ayuda profesional cuando sea necesario.
Eliminar estas barreras nos permitirá crear un entorno donde las personas puedan abordar sus dificultades, procesar sus emociones y encontrar un espacio de comprensión y apoyo. Buscar ayuda es una inversión en la propia salud y calidad de vida.
Si alguna vez te has sentido identificado/a con estos mitos, recuerda que no tienes que enfrentarte a todo solo/a. Hay profesionales dispuestas a acompañarte.