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¿QUÉ SON LAS ALTAS CAPACIDADES?

Las altas capacidades intelectuales van mucho más allá de un alto rendimiento académico o de la identificación de un potencial especial. Detrás de cada niño o adolescente con altas capacidades se esconden desafíos emocionales, conflictos internos y, en ocasiones, un sentimiento de incomprensión que afecta su bienestar. No atender estas necesidades puede llevar a la aparición de problemas de salud mental, como la ansiedad, el perfeccionismo excesivo o el aislamiento social. ¿Cuántas veces como padres hemos sentido que, a pesar de nuestros esfuerzos, no logramos conectar con ellos en su totalidad?

Es aquí donde la atención psicológica cobra un papel fundamental. Comprender y acompañar a un niño con altas capacidades no siempre es fácil: la intensidad con la que experimentan sus emociones, la forma en que perciben su entorno y la rapidez de su pensamiento pueden hacer que se sientan “diferentes”, incluso dentro de su propia familia. No se trata solo de guiarlos hacia el éxito académico, sino de ofrecerles un espacio seguro donde puedan explorar sus sentimientos, gestionar sus frustraciones y desarrollar su autoestima.

En ocasiones, las familias se enfocan tanto en potenciar el intelecto que olvidan que el bienestar emocional es la base de un desarrollo integral. Sin embargo, no se trata de elegir entre uno y otro, sino de equilibrar ambos. Los niños/as con altas capacidades, además de ser brillantes, pueden mostrar sobreexcitabilidades emocionales, ser muy críticos consigo mismos o experimentar una sensación de soledad al no encontrar a sus iguales. Por ello, el verdadero objetivo de identificar una alta capacidad debe ser proporcionar una intervención psicológica que ayude a los niños/as y a sus familias a conocerse mejor, a gestionar sus emociones y a encontrar un punto de equilibrio que les permita disfrutar de sus talentos sin agobios ni presiones.

Te acompaño para que seas el mejor apoyo que puedan encontrar en cada situación.

Acompañar a un niño o adolescente con altas capacidades requiere de una mirada integral. No es suficiente con entender el funcionamiento de su mente, sino que también es necesario comprender las complejidades de su mundo emocional. La experiencia personal y profesional en este ámbito nos enseña que detrás de cada necesidad de estimulación intelectual se esconde una demanda emocional. Es común que se aburran o pierdan motivación rápidamente, pero detrás de estas conductas suelen existir emociones no gestionadas o expectativas desmedidas. Ayudarles a encontrar la calma, a ver lo extraordinario en las cosas más ordinarias y a disfrutar de cada momento sin caer en la trampa del perfeccionismo es un camino que no solo requiere paciencia, sino también de orientación experta.

Muchos padres, aun con la mejor disposición, no siempre cuentan con las herramientas para afrontar estas situaciones. Y es aquí donde el papel de un psicólogo especializado cobra verdadera importancia: proporcionar a las familias ese conocimiento, esa guía y ese espacio donde puedan aprender a acompañar a sus hijos/as de la manera que realmente necesitan. El proceso de intervención no se centra únicamente en el niño/a, sino en empoderar a las familias para que puedan comprender mejor las particularidades de sus hijos/as, gestionar los conflictos que puedan surgir y cultivar una relación más sólida y cercana.

Por ejemplo, cultivar los intereses y mantener la motivación son aspectos clave en el bienestar de un niño con altas capacidades. Pero igualmente importante es enseñarles a descansar y desconectar. La exigencia constante de «ser los mejores» o de «no desperdiciar su talento» puede llevarles a experimentar una carga emocional abrumadora que se traduce en agotamiento y desmotivación.

¿Cómo encontramos el punto de equilibrio? A través de una intervención profesional que ofrezca las estrategias adecuadas para que estos niños/as aprendan a gestionar sus tiempos, sus expectativas y sus emociones.

Por eso, es fundamental que las familias y los educadores comprendan que el bienestar emocional debe ser una prioridad. Un niño/a con un alto potencial intelectual no logrará un verdadero éxito personal si no se siente emocionalmente equilibrado. La intervención psicológica ayuda a crear una base emocional sólida, enseñándoles a gestionar el perfeccionismo, la exigencia personal y las expectativas que el entorno puede tener sobre ellos.

No podemos elegir lo que viven, pero sí podemos enseñarles a elegir cómo quieren vivirlo.” Esta es una premisa fundamental en la intervención psicológica con niños/as de altas capacidades. Aunque no siempre podrán elegir las situaciones a las que se enfrenten, pueden aprender a gestionar sus respuestas y a elegir cómo abordar cada experiencia.

A través de un acompañamiento emocional adecuado, los padres pueden guiar a sus hijos/as a desarrollar resiliencia y a encontrar formas constructivas de responder a los desafíos. Aprender a gestionar el estrés, a mantener la calma en momentos de frustración y a encontrar lo extraordinario en lo ordinario son enseñanzas que perdurarán a lo largo de sus vidas.

La intervención psicológica es un pilar fundamental para el desarrollo saludable de los niños/as con altas capacidades y sus familias. No se trata solo de gestionar un alto potencial intelectual, sino de acompañar y guiar el desarrollo emocional de una manera que les permita alcanzar su máximo bienestar. Con la ayuda de un profesional especializado, las familias pueden comprender mejor las necesidades de sus hijos/as, ofrecer un entorno de apoyo y permitir que se desarrollen plenamente, tanto a nivel intelectual como emocional.

Si sientes que ha llegado el momento de ofrecerles ese acompañamiento que necesitan, estoy aquí para guiarte en este proceso.